como preparar a mis Hijos en su proceso con la lecto-escritura

La pedagogía Waldorf, como muchas otras pedagogías alternativas, inicia la enseñanza de la lectoescritura y las matemáticas en primaria, alrededor de los 6-7 años.
 
Esto es algo que sorprende a muchas familias, lo que me parece lógico teniendo en cuenta que en el sistema público y convencional de educación, la enseñanza de las letras se inicia a los ¡3 años!
 
La  verdad es que cada vez que veo a un niño de 3, 4 o 5 años (y veo muchos en todos los colegios en los que trabajo), sentado obediente en una silla, haciendo fichas innecesarias de grafomotricidad, repasando y copiando letras, y silabeando palabras con dificultad, es que se me encoge el corazón. ¡Esos niños deberían estar jugando y explorando libremente, experimentando con los sentidos y con el movimiento de su cuerpo! Porque si no hacen esto, ¡se están saltando un montón de pasos previos y necesarios para adquirir correctamente la lectoescritura!

La enseñanza temprana de la lectoescritura

Muchos padres pueden decirme, ¿pero cómo cuestionar el trabajo profesional de los maestros y maestras? Si lo hacen así, será por algo. Bueno, no tengo una respuesta rápida para eso, son diferentes circunstancias las que han llevado (en el revelador documental “La educación prohibida” te lo explican muy bien) a la comunidad docente a entender que un sistema educativo basado en la calidad y la excelencia implica saltarse a la torera el ritmo de desarrollo de los niños y que los conocimientos, cuanto antes y en más cantidad sean, mejor.
 
Pero es algo que no tiene ni pies ni cabeza, y los índices de fracaso escolar más altos de la historia y las tasas de alumnado con dificultades de aprendizaje más disparadas que nunca (y yo me dedico precisamente a atender este tipo de alumnado), hablan por sí solas. Menos mal que algunos maestros y maestras han abierto los ojos y están moviéndose hacia el cambio.
 
Lo más terrible de todo esto es que cuando obligamos a un niño a hacer saltos así en su desarrollo, ya nunca más podrá recuperar esas conexiones, que debería haber adquirido de forma natural con el juego y exploración libre. ¡Se las pierde! ¡Son oportunidades desechadas! Y  son las que al fin y al cabo, le impulsarán a desarrollar todo su potencial en lo que la pedagogía Waldorf denomina “las capacidades intelectuales o superiores”, donde tienen cabida los conocimientos. 
 
Por eso, la lectoescritura, sin prisas, cuanto más tarde se inicie mejor. Antes hay un montón de pasos previos que es preciso estimular y desarrollar para poder adquirirla correctamente.
 
Así que sinceramente, para mí no es motivo de orgullo que un niño de 4 años ya sepa leer con letra minúscula, me parece un niño no respetado. Porque apostaría a que no ha aprendido a hacerlo solo, por su propio interés autodidacta, sino que se tratará de un niño sometido a horas y horas de entrenamiento forzado.
 
Como apunte, decirte que los niños Waldorf (que no han visto ni una ficha, ni un abecedario en todo el Jardín de infancia), cuando llegan a primaria, suelen aprender a leer y a escribir con fluidez en poco más de un mes (hay estadísticas publicadas del Ministerio de educación alemán sobre ello) y antes de noviembre suelen ser ya de los primeros de la clase. Además como ya están de verdad preparados, llegan a primaria muy motivados, porque se les despierta esa curiosidad e interés natural por aprender, que es lo que nos encargamos de aniquilar si les empezamos a presionar con la lectoescritura y las matemáticas antes de tiempo.

¿Y cuáles son los pasos previos que hay que reforzar antes de lectoescritura?

A grandes rasgos podemos decir que los aspectos que se deben reforzar con el juego libre y las actividades de la vida cotidiana son:

Psicomotricidad (gruesa y fina) y lateralidad

Esto se consigue principalmente con el movimiento del cuerpo y de las manos.
 
Es bien sencillo, ¡los niños necesitan movimiento! Y el movimiento, desarrolla la inteligencia. Por eso es muy importante que los niños tengan muchas oportunidades de correr, saltar, trepar, columpiarse, rodar,…
 
Y a todo esto, añadir actividades manuales con sentido (es decir que sirvan para algo, no solo para entrenar) que les permitan trabajar la precisión, la pinza, el trazo,… (Más abajo te explico algunos ejemplos).

Lenguaje y consciencia fonológica

Las canciones, los cuentos, las rimas, los trabalenguas, los juegos de dedos… ¡Cuantos más mejor! Que el niño juegue y experimente con su voz, con las palabras y sonidos, esto creará la mejor base para que más adelante pueda integrar y automatizar las reglas de conversión grafema-fonema y viceversa (es decir la lectura).
 
 
 
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